La OCDE realizó un informe llamado «Cero Muertes y Lesiones de Gravedad por Accidentes de Tránsito» donde definía la velocidad como el corazón de un sistema de transporte vial. Esto se debe a que sin ella realmente no se puede producir movimiento. El problema reside que de ella se genera energía cinética a la que va unida el error humano. Se producen accidentes, lesiones e incluso la muerte en ocasiones.

Poner límites a la velocidad es más que necesario. Para ello hay que tener en cuenta algunos elementos como pueden ser los tipos de usuarios de la vía, la protección existente contra los impactos, la calidad de las infraestucturas o la capacidad de los vehículos para evitar que se produzcan estos accidentes.

Con el objetivo de que peatones y ciclistas puedan circular sin ningún miedo, la velocidad debe de ser por debajo de los 30 km/h. Superando esta velocidad tanto peatones como ciclistas deben de ir por vías separas y especiales para ellos.